La primera mentira más grande de Cyrus Beene sin duda fue sobre su sexualidad. En un inicio se encontraba casado con una chica llamada Janet, quien después de años de estar junto a Cyrus se dio cuenta de que no era más que una fachada política, un medio para que Cyrus fuese el hombre que estaba destinado a ser.
Defiance (el fraude electoral) es la segunda mentira más grande de Cyrus, la cual no solo casi le cuesta su matrimonio con James Novak y su amistad con Fitz sino que también le costó una adopción –ya que era la única manera en que James dejara de buscarle significado a Defiance–.
Su amor por Michael, su novio prostituto es otra de las mentiras de su repertorio. Para mantenerse en el puesto en el que está y evitar el escándalo que supondría un gay saliendo con un prostituto, Cyrus debe enfrentarse a otra mentira más, un matrimonio falso.
Omitir la verdad es también una manera mentir. Cuando Sally Langston asesinó brutalmente a su esposo Daniel Douglas, Cyrus no escatimó en ayudarla a resolver el “pequeño inconveniente”, pues de nada le ayudaría a él, que la vicepresidenta fuese acusada de homicidio.
La peor de todas las mentiras de Cyrus es una que ataca a lo que Tom muy acertadamente definió como “la Helena de Troya”, Olivia Pope. Durante el secuestro de Olivia, Cyrus prometió al presidente que haría el proceso de extracción para rescatarla, mientras que en realidad estaba planificando eliminarla para que de esta manera los rusos no tuviesen acceso a los secretos del Estado.
