A medida que la situación con Domenico se vuelve cada vez más complicada, aparece un nuevo caso en la vida de Mina. Rudy, el empleado de mantenimiento, se hace cargo de un niño de once años. Se trata de Diego, hijo de un marroquí y una napolitana, quien se quedó solo con su padre, el cual acaba de ser encarcelado. Rudy quiere mucho al niño, pero ahora sus abuelos quieren llevarlo de vuelta a Marruecos. Además, Rudy está seguro de la inocencia del padre: ¿qué hacer? Mina no tiene dudas y de inmediato recurre a Irene, su abogada de confianza. Mientras tanto, Mina se da cuenta de que Claudio ha comenzado a salir con su asistente, Giada, y ella está instintivamente celosa, algo que no escapa a Domenico.